¿Por qué discutimos por todo? Aprende a cortar el ciclo | Esther Perel
¿Sientes que discutes por todo con tu pareja?
En este nuevo episodio, la terapeuta Esther Perel responde a una de las preguntas más comunes en las relaciones: ¿cómo dejamos de pelearnos tanto?
¿Por qué discutimos tanto?
Discutir no siempre significa resolver. Esther lo llama una guerra crónica de baja intensidad:
“Es fricción constante, pero negativa. No hay chispa positiva. Solo calor que quema.”
Cuando cada frase se convierte en una provocación, cuando toda acción recibe una crítica, el vínculo se debilita. El amor no desaparece de golpe, se desgasta discusión tras discusión.
La crítica constante: una forma de rechazo
La crítica no solo molesta, hiere la autoestima. Si estar con alguien te hace sentir constantemente insuficiente, inadecuado o poco valorado, algo esencial se está rompiendo.
“Cuando estás en modo crítico, no estás reflexionando, estás reaccionando. Y generalmente, asumes lo peor.”
Detrás de cada crítica hay un deseo frustrado. Pero en lugar de expresarlo con vulnerabilidad, se expresa con ira. ¿El resultado? Más distancia. Más dolor.
Cambia el lenguaje, cambia la relación
Esther propone un giro clave: deja de decir lo que falta y empieza a pedir lo que deseas.
En vez de “nunca vamos al cine”, di:
“Extraño cuando íbamos al cine. Me encantaría que lo hiciéramos otra vez.”
La diferencia es abismal. El reclamo se transforma en invitación. La pelea, en posibilidad de conexión.
¿Quieres tener razón o quieres estar bien?
A veces insistimos en “tener razón”, en demostrar que el otro falla. Pero como dice Esther:
“Puede que tengas razón… pero eso no te va a conseguir lo que quieres.”
Si el objetivo es estar bien con la pareja, a veces es mejor ser sabio que tener razón.
Reflexión final de Esther Perel
Para Esther Perel, la raíz de los conflictos repetitivos en la pareja no es la falta de amor, sino la forma en que se comunican las frustraciones. Ella ve las discusiones constantes como un síntoma de necesidades emocionales mal expresadas: deseos que se manifiestan como críticas y heridas que se traducen en ataques. Su propuesta es clara y poderosa: transformar la crítica en petición, el juicio en vulnerabilidad, y el deseo de tener razón en una elección por la conexión. Para ella, el cambio empieza con el lenguaje. No se trata solo de lo que se dice, sino de cómo se dice. Su enfoque nos invita a pasar del impulso reactivo a la comunicación consciente, recordándonos que muchas veces no queremos ganar una pelea, sino recuperar el vínculo.
Mi reflexión final
Yo creo que lo más desafiante de lo que plantea Esther es precisamente lo más valioso: atrevernos a hablar desde la vulnerabilidad. No es fácil decir “te extraño” en lugar de “nunca estás”, o admitir que lo que sentimos es miedo y no rabia. Me reconozco en ese impulso de criticar antes que pedir, de encerrarme en tener razón como si eso bastara para sanar. Pero la verdad es que a veces solo queremos sentirnos vistos, escuchados, amados. Y eso no se logra con reproches. Lo que me llevo de esta reflexión es una pregunta: ¿cuántas veces, sin quererlo, he elegido el orgullo por encima del amor? A partir de ahora, quiero intentar algo distinto: hablar no desde el enojo, sino desde lo que realmente anhelo. Porque al final, como dice Esther, no se trata de ganar una discusión, sino de no perder la relación.
¿Te has visto atrapado en este ciclo de peleas y críticas? ¿Te gustaría aprender a comunicarte sin herir?
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📺 Mira el episodio completo para aprender cómo romper el ciclo de discusiones.
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Esther Perel
Ester Perel nació el 13 de agosto de 1958 en Amberes, Bélgica, en el seno de una familia de sobrevivientes del Holocausto. Esta infancia marcada por el trauma y la…