Reflexiona sobre tu vida sexual desde el deseo y la conexión | Walter Riso
¿Cómo vivimos nuestra vida sexual? ¿Y qué dice eso sobre nuestro vínculo con el otro?
Walter Riso nos invita a repensar el erotismo desde una perspectiva emocional, psicológica y hasta espiritual.
1. Tu pareja debe gustarte como un postre
“Puede empalagarte por momentos… pero si te gusta de verdad, siempre vas a querer volver.”
La atracción sexual genuina tiene sus ritmos. No todo es efervescencia constante ni rutina fría. Algunas parejas son como champán: burbujeantes, explosivas. Otras son como un vino añejo: profundo y pausado. Lo importante no es la cantidad, sino la calidad del encuentro.
Una vida sexual sana no significa tener sexo todo el tiempo, sino disfrutar cuando sucede. Y, sobre todo, desear de verdad a la persona con la que estás. No desde la obligación, sino desde el deseo.
2. El amor se mide más en el post coito que en el coito
“Después del deseo, queda la verdad: quién eres, cómo hablas, si hay ternura, si hay conexión.”
El deseo puede ser intenso, pero también engañoso. El verdadero amor aparece cuando termina el acto y empieza el post coito: la risa compartida, el abrazo, el hablar de la vida. Allí nace la complicidad.
Es en ese momento donde descubrimos si hay algo más allá de la atracción física: amistad, cuidado, humanidad. Si no hay filia (amistad) además de eros, la relación se reduce a lo meramente físico.
3. El orgasmo es una experiencia mística
“No te vienes, te vas. El pensamiento se detiene, y el tiempo desaparece.”
Para Riso, el orgasmo no es solo una reacción fisiológica. Es un momento de desorganización total, de presencia absoluta, donde el tiempo se congela y desaparecen las preocupaciones.
El orgasmo compartido —cuando ambas personas llegan al clímax juntas— se convierte en una experiencia casi espiritual: una explosión de conexión y trascendencia.
Reflexión final de Walter Riso
Para Walter Riso, la sexualidad no es solo un acto fisiológico o un rito de pareja, sino una expresión profunda del vínculo humano. Nos recuerda que el deseo genuino no debe confundirse con la frecuencia ni con la intensidad momentánea, sino con la autenticidad del encuentro. El erotismo verdadero se cultiva como una receta de postre preferido: puede empalagar a veces, pero si hay gusto real, siempre se vuelve con deseo.
Riso también pone el foco en el post coito, ese territorio emocional donde caen las máscaras. Es allí donde se mide el amor real, en la ternura después del deseo, en las risas cálidas, en la compañía que trasciende la pasión. La sexualidad es completa cuando incluye filia y eros: amistad y pasión. Finalmente, eleva el orgasmo a una dimensión casi mística: el momento donde el ego se disuelve y las almas, por un instante, se funden.
Mi reflexión final
Lo que más me impacta de la mirada de Riso es cómo rescata la humanidad del sexo. Muchas veces nos perdemos en la idea de «rendimiento sexual» o en una versión hipersexualizada de las relaciones, olvidando que el deseo se alimenta de conexión real, de mirada cómplice, de confianza.
Yo solía pensar en el sexo como algo que tenía que suceder con cierta frecuencia para probar que todo iba bien en la relación. Pero Riso me recuerda que no se trata de contar los encuentros, sino de sentirlos de verdad. Que el cuerpo responde cuando el alma también está involucrada.
Y en cuanto al post coito, confieso que nunca lo había pensado como un espejo tan honesto. Pero es cierto: ahí se revela mucho. Si hay ganas de quedarse, de hablar, de reír, de acurrucarse… es porque hubo algo más que sexo. Es porque hay amor, o al menos, un cuidado sincero.
El orgasmo como experiencia espiritual me parece una imagen poderosa. No siempre ocurre así, pero cuando se da, cuando el tiempo se detiene y uno se siente en suspensión… sí, algo de trascendente hay. Gracias, Walter Riso, por recordarnos que el erotismo también es un lenguaje del alma.
💬 Mira el video completo y reflexiona sobre tu vida sexual como una parte vital, íntima y profundamente humana de tu existencia.
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Walter Riso
Walter Riso nació en Nápoles, Italia, y emigró a Colombia cuando era niño. Se formó como psicólogo en la Universidad de San Buenaventura y posteriormente completó estudios de posgrado en…